28 jul 2009

UNA CANCION QUE HABLA DE LA ESCUELA

A veces, las canciones que los jóvenes cantan son despreciadas por los mayores porque creemos que no saben hacer canciones con sentido como las de antes. Pero debemos reconocer que hay letras y LETRAS de canciones, que hay músicas y MÚSICAS que al juntarse con las anteriores forman una bonita melodía.

Esta canción nos habla de un grave problema que sucede hoy día en nuestras escuelas: el acoso escolar. Vuelvo a tratar de este tema porque últimamente los niveles de violencia juvenil en mi ciudad han crecido alarmantemente en el último mes. En diciembre, dos jóvenes han muerto por culpa de dicha violencia juvenil, que aunque se haya dado fuera de la escuela, tiene mucho que ver con ella, puesto que siempre es a la que se le pide que "eduque" en valores positivos. Por eso, como tributo a los que han fallecido víctimas de unos jóvenes sin cerebro ni sentimientos, les dedico esta canción.
A golpes, contra el suelo,desahoga su rabia y su miedo.Intenta comprender,porque sufrir le toca a él.Despierta llorando,en medio de su noche oscura,y en su soledad.Se encuentra sentado,al borde del abismo y el dolor,lo empuja sin piedad.Se esconde tras los libros,ya ni en la escuela lo dejan,notitas de amenazas que le llegan a su mesa.La paciencia se le agota,y no sabe bien que hacer,Si contar lo que le pasa,o guardarselo pa'el.Y rompe a llorar cada despertar,por miedo a enfrentarse a su dura realidad.No entiende porqué, se debe callar,y el miedo roba las palabras para hablar.Intenta reir, hablar sin temblar,pero los insultos duelen más que cada golpe que le dan.Solo piensa que es mejor no haber nacido,que vivir para llorar.Empieza otro día,dispuesto a romper su cobardía.No quiere sufrir más,y esta cansado de llorar.Le cuenta a sus padres,cada golpe y cada insultoque ha tenido que aguantar.Confía y no huye,por fin se queda atrás,su oscura realidad.Ya no se encuentra solo,tiene alguien a su lado.Ellos le dan la vida,que a la fuerza le quitaron.Y sufrieron en silencio todo lo que sufrió él,ahora el miedo se ha acabado,y forma parte de su ayer.Y rompe a reír, cada despertar,sin miedo a enfrentarse, a su nueva realidad.No entiende porqué se pudo callar,y el miedo robó las palabras para hablar.Ya puede reír, hablar sin temblar,se siente arropado por personas,que por siempre le querrán.Ahora, piensa que es mejor haber hablado...Y rompe a reír, cada despertar,sin miedo a enfrentarse, a su nueva realidad.No entiende porqué se pudo callar,y el miedo robó las palabras para hablar.Ya puede reír, hablar sin temblar,se siente arropado por personasque por siempre le querrán.Ahora, piensa que es mejor haber hablado...que vivir para llorar.

La violencia en la escuela y el valor de las normas

La reiteración de actos de violencia en varias escuelas, en los últimos días, vuelve a poner de manifiesto un problema educativo y social serio que es necesario tratar en toda su dimensión. La violencia de los chicos y jóvenes contra sus compañeros y docentes revela una falta de incorporación de normas básicas de comportamiento y, en consecuencia, fallas graves de su proceso de socialización. De esto es responsable, en primer lugar, la familia, en la cual los chicos son enfrentados desde el comienzo de su vida a las enseñanzas sobre normas, a los sistemas de premios y castigos y expuestos a los ejemplos relevantes que influirán en la formación de su carácter y de sus inclinaciones.Este primer escalón de la formación personal presenta serios problemas originados en la instauración de una cultura de permisivismo, en la crisis de la familia con el consiguiente debilitamiento de la figura del padre y, en algunos sectores, por las consecuencias del empobrecimiento en las relaciones familiares, la escolaridad y la socialización y búsqueda de identidad en grupos marginales.La escuela, por su parte, no tiene en muchas ocasiones los medios materiales o la preparación para complementar o suplir la misión de las familias.



El ambiente escolar está influido, también, por el permisivismo y la idea de que los límites y sanciones por inconducta son elementos represivos incompatibles con los derechos y necesidades de los chicos.El ambiente institucional en que se mueven los chicos, los ejemplos cotidianos de violación de normas por parte de personajes notorios por su ubicación en el mundo de la política, del deporte o del espectáculo, o incluso por personas encargadas de gobernar o de hacer cumplir las leyes.Se trata, por lo tanto, de un complejo y multiforme escenario, que no sólo da lugar a casos extremos de violencia, que son conocidos por su trascendencia mediática, sino también a situaciones de microviolencia cotidiana y de degradación de las relaciones entre las personas y de éstas con las instituciones.El fenómeno es inquietante desde varios puntos de vista. En lo inmediato, por el daño que sufren quienes son objeto de maltratos o agresiones, pero también por quienes los propinan, porque pueden quedar envueltos en situaciones de orden judicial o policial que pueden marcar negativamente su futuro.Los problemas de formación de los jóvenes, en lo que respecta a su incorporación de las normas de convivencia y la valorización de los vínculos constructivos con sus semejantes, constituyen también un riesgo para la sociedad, en la medida que recicla patrones de relación fundados en la desconfianza, la confrontación y la violencia, que han tenido un dramático protagonismo a lo largo de toda la historia nacional.Según evaluaciones oficiales y sindicales, el número de episodios de violencia en la escuela no puede considerarse significativo. Ojalá que así sea. Aun así, la situación que se comenta contrasta fuertemente con la que se vivía hace pocas décadas, en las cuales la tarea educativa se desarrollaba normalmente y los docentes no estaban sometidos al riesgo de la violencia de sus alumnos o, como en más de una ocasión ha sucedido, de sus padres, la reiteración de actos de violencia en varias escuelas.Está planteado, por lo tanto, el desafío de enfrentar el problema. Un objetivo plausible es, en este sentido, la restauración de las amonestaciones para que operen como señales ante situaciones de inconducta. Hay que asumir que las normas y sanciones, cuando se utilizan adecuadamente, son necesarias para encauzar positivamente la vida de los chicos y preservarlos de los riesgos que sus conductas pueden generar.La reiteración de actos de violencia en escuelas y colegios contra alumnos o docentes es un síntoma social riesgoso para los chicos y para la sociedad. Revela fallas en la formación de los jóvenes, de las cuales son responsables las familias y la propia escuela. Una de las causas es la cultura de la permisividad. Es necesario asumir que las normas y sanciones son necesarias para encauzar la vida de los chicos.








Fuente: El Clarin Martes 08 Julio 2008

¿VIOLENCIA ESCOLAR O VIOLENCIA EN LA ESCUELA?


Mucho se habla en estos tiempos de la violencia escolar. Ante todo pienso que deberíamos empezar por ser más precisos y decir violencia en la escuela, ya que los hechos violentos que vemos en algunas aulas no son ni más ni menos que el reflejo de la misma violencia que vemos a diario en buena parte de la sociedad.




La escuela no escapa a lo que sucede en los actos políticos que terminan en desmanes, en algunas canchas de fútbol, en algunos programas de tv, en algunos sectores del gobierno y hasta en algunas familias.
Me he permitido abusar de la palabra “algunos” porque mientras que unos alumnos salen en You Tube agrediendo a sus docentes y molestando a sus compañeros sin aprovechar la clase, otros son noticia por organizar actividades solidarias, por fabricar un calefón solar, o por trabajar todo el año para apadrinar a una escuela de frontera.
¿Qué diferencia entre sí a estos grupos de alumnos? No olvidemos que estos jóvenes solidarios son parte de la misma generación que los que están saliendo en los medios por hechos de violencia. ¿Qué cambia entonces?
Creo que es fundamental la mirada que se pone en ellos, la confianza que se les transmite acerca de que un mundo mejor es posible y de que ellos pueden hacer algo para lograrlo.
¿Los alumnos que son violentos están interesados por el aprendizaje? ¿Están motivados para adquirir nuevas capacidades y ponerlas en práctica en un proyecto significativo?
Los docentes pueden hacer mucho, pero lamentablemente no hay recetas infalibles ya que cada escuela y cada aula es un mundo y las estrategias requieren de un diagnóstico preciso. Es por ello que, más que propuestas, me permito hacer unas reflexiones en torno a este gran problema.
Considero que debe hacerse un replanteo en torno a la función de la escuela en el contexto actual y proponerse alternativas viables que incluyan a todos sus miembros —alumnos, autoridades, docentes, personal administrativo—, donde la escuela debe recuperar su misión de formar ciudadanos capaces de mejorar la calidad de vida y de colaborar en la construcción de una sociedad justa, fraterna, democrática y participativa; es decir, enseñar valores.

10 nov 2008

capacitacion


“Eran solo tirones de pelo, cosas de la edad”. Las palabras de la directora del colegio Javiera Carrera, Magnolia Marabolí, calaron tan hondo como el suicidio de la estudiante Pamela Pizarro, el 23 de noviembre, atormentada por los abusos de sus compañeras.Reacciones como las de la directora -cuya responsabilidad en los hechos está siendo investigada en un sumario- son todavía comunes frente a un tema que recién acapara la atención de la comunidad nacional e internacional.

El problema es que son los profesores y directores los llamados a enfrentar la violencia, pero no reciben en la formación universitaria la capacitación necesaria y luego en los colegios se encuentran sin las instancias ni el tiempo suficientes para abordar un problema que crece en magnitud y cuyas consecuencias son graves.
La violencia escolar es un fenómeno internacional, que, en algunos países, ha sido abordado hasta con leyes que obligan a mantener un buen clima en el aula, pero en todos los casos hay un diagnóstico generalizado: los profesores y directores de colegios no cuentan con las competencias para resolver conflictos. Por eso, las universidades están incorporando el tema a la formación de los docentes.
Tanto que el Ministerio de Educación no sólo está capacitando a los profesores en la materia una vez titulados, sino que también está en conversaciones con las universidades para que incorporen la violencia escolar dentro de su malla curricular. Y tanto la Umce (chile) como la Universidad Católica ya han iniciado reformas curriculares en ese sentido.“La violencia escolar no sólo es un problema de niños, cuya responsabilidad puede evadirse. Hoy se sabe que la relación entre víctima y victimario siempre involucra a testigos, que tienen un rol fundamental en estimularla o desincentivarla y que son los profesores y directores”, dice Philip Slee, profesor en Desarrollo Humano de la Universidad de Flinders de Australia.
Datos clave
Tipos de agresión . El 44,7% de los escolares y el 31,5% de los profesores ha sufrido algún tipo de agresión en la escuela, principalmente de tipo sicológica.
Otros países : En Francia, esas cifras llegan al 75% de los estudiantes, y en Inglaterra, al 65,7%.
Para todos : El 44% de los estudiantes de nivel socioeconómico alto ha sido agredido sicológicamente y el 25,8 físicamente. En el sector bajo, el 40,9% ha sufrido violencia sicológica y el 32,1% física. Formación deficiente
“Una formación concreta, directa y organizada en la red curricular de formación de los profesores para identificar, prevenir y tratar la violencia escolar no existe”, dice Jaime Retamal, investigador del Observatorio Europeo contra la Violencia Escolar y candidato a doctor en Educación.Dentro de las materias que son más deficitarias figuran las competencias para la gestión y mediación de conflictos, que influyen en tener un buen ambiente en el aula, clave en el rendimiento académico. “El clima del aula es tomado dentro del curso de Psicología Educacional, pero debiera ser un ramo por sí mismo”, explica Patricio Escorza de la Umce. Tampoco los maestros reciben formación en el desarrollo evolutivo infantil, no sólo en el aspecto biológico, sino en las capacidades de los niños para resolver conflictos y su razonamiento moral y ético.Algunas de estas competencias las adquieren en cursos de perfeccionamiento que realizan las universidades, pero no es suficiente, porque en la práctica no son acompañados por los colegios.


No todo es culpa de la TV
“Parte de la violencia en la escuela es resultado de problemas en el barrio, la familia o de la exposición a la TV, pero hay violencia que es propiamente escolar”, afirma Ana María Zerón, quien realiza su tesis de doctorado en el tema. Ya sea por la sensación de estancamiento de las escuelas municipales, o por la presión por el rendimiento en los colegios particulares, en ambos casos subyace una cultura que basa su disciplina en el castigo y en las relaciones de poder. Según un estudio de la Unesco de 2005, el 28% de los alumnos creía que la escuela no tomaba en cuenta sus opiniones para resolver los problemas.Un ejemplo de lo anterior son los reglamentos disciplinarios de los colegios, donde se está intentando cambiar para hacerlos más participativos y clarificadores. “Hay colegios que tipifican 400 faltas u otros que establecen sólo líneas generales. Ninguno es efectivo, porque son elaborados verticalmente y porque al aplicarlos se pasa demasiado rápido al castigo, cuando hay un camino largo de mediación de conflictos que debiera aprovecharse pedagógicamente”, dice René Donoso, jefe de la Unidad de Apoyo a la Transversalidad del Mineduc.A esto hay que agregar que en los colegios no existen las instancias para prevenir o resolver conflictos. “Las escuelas no tienen un equipo responsable de la convivencia, los profesionales que trabajan en el tema, como el inspector o el orientador, lo hacen enforma aislada. Además, los profesores tienen sólo dos horas para la jefatura, incluido el consejo de curso, y tampoco hay tiempo para la reflexión pedagógica: las escuelas tienen sólo dos horas de taller docente, que terminan siendo usadas para asuntos administrativos”, explica Claudia Romagnoli, directora del programa “Valoras” de la Universidad Católica.En 2001, el Ministerio de Educación estableció la necesidad de estimular, mediante objetivos transversales, el desarrollo de habilidades como el respeto, la formación ética y la promoción de la autoestima. Sin embargo, como señala Romagnoli, falta concretar dichos objetivos, por ejemplo, estableciendo cuáles son los estándares de logro de dichas habilidades para cada ciclo de enseñanza y definirles un espacio de tiempo. “Los colegios sólo están enfocados en los resultados académicos, con lo que, además, seleccionan a sus alumnos y contribuyen así aún más a la discriminación”, señala la experta.


Afecta el desarrollo sicosocial
Consecuencias de la violencia
Los conflictos escolares se producen con mayor frecuencia a partir de séptimo y octavo año básico, cuando los menores ingresan a la pubertad y refuerzan su identidad, los niños refuerzan su adhesión a un grupo, pero también sienten la necesidad de diferenciarse de éste. Es entonces cuando pueden ser víctimas de violencia por parte del grupo. Cuando los niños tienen una fuerte confianza en sí mismos y buenas herramientas de defensa, pueden enfrentarla de mejor forma. Cuando disponen de menos capacidades, la violencia los afecta en su desarrollo sicosocial.Un estudiante humillado tiene cuatro veces más riesgo de intentar suicidio, según un estudio de Dan Olweus, de la Universidad de Bergen, Noruega. Además, el informe Cisneros VII de España concluyó que el ser víctima de violencia frecuente produce una imagen negativa de sí mismo(37%), depresión (36%), ansiedad (36%), introversión social (25%) y somatizaciones (14%).Además el clima del aula tiene efectos directos sobre el rendimiento escolar. Según la Oecd, tiene más incidencia que los recursos materiales y personales o la política escolar respectiva.
En el Reino Unido, el clima escolar es evaluado por asesores externos e incluso hay sanciones


7 nov 2008

ESTADISTICAS QUE ASUSTAN


PORCENTAJE VIOLENCIA


Perciben agresión con alta frecuencia: 35% Do:52

Agresores:38% D:11%

Agredidos:45% D:32%

Por alumnoEs:38% D:24

Por profesorEs:11% D:8%



AGRESIÓN + FRECUENTE


Psicológica(gritos, burlas,descalificaciones): 43% D: 45%
(más en niñosde 10 a 13 años, recreos y de deportes)

Física: 30% D: 2%DiscriminaniónEs: 12% D: 2%


AGRESORES POR SEXO


Estudiantes:M:30% H:46%

Por defensa: M:29% H:43%

Por juego: M:10% H:21%

Docentes:M:11% H:12%

Por falta de respeto:6,4%

Poner orden: 6,2%

Para corregir: 3%


REACCIÓN AGRESIÓN


Dice a amigoM:28% H:24%

Lo insultaM:17% H:23%

Responde con la mismaM:13% H:30%

Le pegaM:9 % H:23%

Dice a familiaM:19% H: 12%


NO HABRÁAGRESIONES

Si se sabe que se aplicará castigo:Es:40% D:21%

Más diálogo profesor/alumnoEs:36% D:40%

Presencia autoridadesEs:35% D:11%

Normas claras y compartidas:Es:29% D:52%

Res. pacífica de conflictos:Es:27% D:53%


fuente: revista iberoamericana de la educacion (2007)

filmemos que es divertido!


6 nov 2008

¿Es cierto que nuestras experiencias como adolescentes marcan nuestras vidas como adultos? ¿Qué hay de los chicos y chicas que pasan considerables horas en ambientes cada vez más hostiles? Las estadísticas son alarmantes. Los dejo con este artículo que nos informa sobre la violencia en el ambiente escolar.

Ignorar al compañero, ridiculizarlo o insultarlo son situaciones que hicieron sentir a otro o que vivieron en carne propia más de la mitad de 4971 alumnos del secundario de escuelas públicas de 21 provincias argentinas.Y el caso llegó a mayores para alrededor de un 17 % de los adolescentes consultados. Muchos de ellos optaron directamente por los golpes, ya sea como autores o víctimas, según un estudio sobre violencia en la escuela media realizado por investigadores del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).“Los mayores niveles de violencia se presentan en el Nordeste argentino, los menores se producen en el conurbano bonaerense, mientras que en la ciudad de Buenos Aires ronda el promedio general del país”, destacan los sociólogos Ana Lía Kornblit y Dan Adaszko, autores del trabajo que también puntualiza: “La pelea de golpes de puño sigue siendo una modalidad muy presente en lo que hace a la resolución de conflictos entre los adolescentes, lo que ha crecido entre las mujeres”.El fenómeno de la violencia en la escuela dejó de ser un suceso que se veía por televisión en otros países. Pero sin llegar al extremo del ataque de un chico contra sus compañeros con un arma ocurrido en Carmen de Patagones en 2004, la violencia parece asistir a clase. Por eso, el equipo de la UBA realizó una encuesta a adolescentes de entre 15 y 19 años en ciudades del país con más de 50.000 habitantes.Los ataques revelan distintos niveles de agresión. Algunos maltratos son sutiles, como impedirles a otros que participen de un grupo o cargarlos. De este hostigamiento fue víctima y protagonista el 52% de los chicos consultados, y un 16,6% dijo haber cometido un acto de violencia en el último año como irse a las piñas o amenazar u obligar a otro a hacer algo indeseado. Un 16,9% expresó haber sido víctima de ese maltrato.“No son grupos excluyentes. Por momentos, algunos son víctimas, pero los mismos son agresores en otros momentos. Es un escenario generalizado de vínculos violentos”, define Adaszko. Sin hallarse en una u otra posición, tres de cada cuatro jóvenes admitió haber sido testigo de actos hostiles y un tercio, de hechos de violencia.

http://blog-ec.ubp.edu.ar/violencia/?p=11